Miguel Ángel Gómez Polanco
México no puede estancarse más. Es imposible que el 83.1 por ciento del presupuesto para educación sean para sueldos de los profesores. Es
impermisible que el 87.2 por ciento del gasto en educación primaria se asigne a
remuneraciones de los maestros, con lo cual se convierte en el porcentaje más
alto de los países que integran la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE). Dicen que “no todo les llega” y quizás tengan
razón: hay mafias en su interior que se atoran a quien pueden, eso es
indudable.
México debe transformarse con un
nuevo esquema que comenzará desde ceros. Por eso cuesta trabajo entenderlo. Por
eso olvidamos que esta tradición sistemática no es de hoy; es desde la
revolución, cuando los campesinos fueron capacitados para proveer educación a
sus hijos, y los hijos de los demás, a cambio de “agacharse” con el gobierno;
sí, es mismo que ahora quiere cambiar las cosas y que si vivieran, enfrentaría
a Plutarco Elías Calles y José Vasconcelos nuevamente.
Seamos fríos; las cosas no
cambian en lo general. El sindicato más poderoso de Latinoamérica da nombre con
sus siglas a un gremio desprestigiado, prostituido, desorientado. Dicen: “el
magisterio no es el SNTE ni la CNTE, somos más que eso” y también tienen razón.
Lamentablemente es ese sindicalismo el que ha vendido la labor y, a la vieja
usanza, continúa agachándose. Quienes no lo hacen y mal aprenden del poder, se
los lleva el carajo.
Ahí está Elba; ahí estuvo
Jongitud; éste último, removido por presión de la propia CNTE en 1989, al
representar un obstáculo de progreso pero partidista, porque en aquellas
negociaciones la intención era la misma: mantener ignorante al pueblo. No por
nada fueron precisamente Oaxaca, Guerrero y Michoacán los estados donde se
aplicaron aquellas exigencias; entidades que hoy por hoy, son las más
representativas del atraso educativo del país, junto con Veracruz y Chiapas,
donde el IPE (Índice de Progreso Educativo) es el más bajo y de donde emergen
las principales movilizaciones y paros en este momento.
Así es, inteligente lector: las
cosas no cambian en lo general. Los cotos del poder magisterial que controlan a
la educación en México, no se disolverán: se unificarán de forma perversa, por
temor a ser “descubiertos” y, diría mi abuela, ajusticiados por la autoridad
federal y la opinión pública.
¿Qué tenemos que hacer? Empecemos
cambiando en lo particular. El mexicano es temeroso por naturaleza y cómodo por
convicción. ¿Para qué arriesgarnos? Decimos. Pero los indicadores mundiales de
educación nos tienen empinados y nos posicionan como economía emergente de
potencial cuestionable, debido a los escasos resultados en la preparación de
cada generación sobre las oportunidades que brinda el mercado global.
¿O qué? ¿Le gustaría tener un
presidente cuyo máximo logro de lectura es la Biblia y un libro de autoría
confusa, que exhiba su penosa preparación en ferias de libros a nivel mundial?
A mí, no (otra vez).
México tiene que transformarse, empezar de nuevo. No podemos
continuar en una lucha de "derecho contra derecho". Hay un cimiento
en todo esto y es lo anticuados que estamos en el rubro en común que es la
educación, precisamente.
Eso sí: la CNTE representa históricamente la unión;
utilicémoslos de ejemplo para buscar -y encontrar- la anhelada transición que
no ha llegado hasta ahora y que ha concluido en que nos conformemos con
alternancias de contubernio entre partidos neoliberalistas y de derecha, no
obstante que ambos conceptos tienen un estrecho margen de diferencia. Pero ¿lo
sabemos?
SUI GENERIS
¡Que se respeten los derechos de los maestros! Y los
nuestros también, considerando que la educación en México tiene un valor de
6.8, alcanzando en la calidad el mayor punto de rezago, según el estudio
Progreso Educativo 2008-2012 del Instituto de Innovación Educativa, del
Tecnológico de Monterrey.
Imagínense: de acuerdo con el
mismo trabajo, hay un mínimo 22 mil 353 comisionados sindicales que cuestan mil 727
millones de pesos anuales; todos ellos, pertenecientes al sindicato más
poderoso de América Latina, el SNTE. ¿Cuál minoría, entonces?
Por esta y más razones, una vez
aprobada la Ley General de Servicio Profesional Docente y antes de enojarnos,
tengamos presente que los niveles educativos en México requieren de un
sacrificio sobrehumano para reivindicar el liderazgo del magisterio en lo
general. Los derechos de un gremio que desde la Revolución Mexicana aprendió a
ser el compinche del gobierno son un grave lastre para épocas globales que
exigen mayor y mejor ciudadanía, por lo que un cambio en su sistema costará
trabajo, pero se tiene que hacer.
Esto no es una Reforma Educativa,
sino Laboral, con la finalidad de sentar bases similares a las que han
adquirido países con un mayor crecimiento económico que propicie la debida
inversión en la educación que los ha hecho grandes naciones, en poco tiempo.
Acoplarse a nuevos lineamientos
administrativos y de evaluación, insisto, no será fácil. Pero también repito:
se tiene que hacer, por lo menos para aspirar a la vanguardia educativa a la
que deben estar sujetos sus pilares: los profesores; particularmente de la
educación básica.
Dicen que el magisterio no tiene
siglas, pero las siglas definen al gremio más descuidado del país... por sus
propio sector. Preparémonos para acabar con este paradigma... porque el recreo
se acabó.
ABRÓN
Dice el spot de Peña Nieto que países como Noruega "han
reformado sus sistemas educativos" como lo hace México. El
"detalle" es que según PISA (Programa Internacional de Evaluación de
Estudiantes), el país nórdico también lidera las evaluaciones internacionales,
posee el mayor índice de lectura de periódicos de Europa y es uno de los que
cuentan con los más bajos, léalo bien: los más bajos niveles de corrupción
junto con Finlandia (primer lugar en sustentabilidad económica y educativa) y
Suecia… ¡Abrón!
Twitter: @MA_GomezPolanco
Facebook: Miguel Ángel Gómez Polanco
Correo electrónico: magomezpolanco@gmail.com
ESTAMOS DE ACUERDO QUE SI ESTA REFORMA EDUCATIVA SE HACE COMO DEBE DE SER SIN CORRUPCION Y CON EL MAYOR RESPECTO A NUESTROS MAESTROS Y PADRES DE FAMILIA SERIA UNA DE LAS MEJORES REFORMAS QUE SE HA HECHO EN AÑOS, PERO TAMPOCO DESPOJEMOS A NUESTROS MAESTROS DE SUS DERECHOS, Y DE LO CUAL DEBEN DE SABER Y ORIENTARSE A SEGUIR SU LUCHA POR EL ESTUDIO DE LOS ALUMNOS QUE SON ELLOS EL PILAR DE NUESTRO PAIS
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