miércoles, 4 de septiembre de 2013

Y se acabo el recreo…

Miguel Ángel Gómez Polanco

México no puede estancarse más. Es imposible que el 83.1 por ciento del presupuesto para educación sean para sueldos de los profesores. Es impermisible que el 87.2 por ciento del gasto en educación primaria se asigne a remuneraciones de los maestros, con lo cual se convierte en el porcentaje más alto de los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Dicen que “no todo les llega” y quizás tengan razón: hay mafias en su interior que se atoran a quien pueden, eso es indudable.
México debe transformarse con un nuevo esquema que comenzará desde ceros. Por eso cuesta trabajo entenderlo. Por eso olvidamos que esta tradición sistemática no es de hoy; es desde la revolución, cuando los campesinos fueron capacitados para proveer educación a sus hijos, y los hijos de los demás, a cambio de “agacharse” con el gobierno; sí, es mismo que ahora quiere cambiar las cosas y que si vivieran, enfrentaría a Plutarco Elías Calles y José Vasconcelos nuevamente.
Seamos fríos; las cosas no cambian en lo general. El sindicato más poderoso de Latinoamérica da nombre con sus siglas a un gremio desprestigiado, prostituido, desorientado. Dicen: “el magisterio no es el SNTE ni la CNTE, somos más que eso” y también tienen razón. Lamentablemente es ese sindicalismo el que ha vendido la labor y, a la vieja usanza, continúa agachándose. Quienes no lo hacen y mal aprenden del poder, se los lleva el carajo.
Ahí está Elba; ahí estuvo Jongitud; éste último, removido por presión de la propia CNTE en 1989, al representar un obstáculo de progreso pero partidista, porque en aquellas negociaciones la intención era la misma: mantener ignorante al pueblo. No por nada fueron precisamente Oaxaca, Guerrero y Michoacán los estados donde se aplicaron aquellas exigencias; entidades que hoy por hoy, son las más representativas del atraso educativo del país, junto con Veracruz y Chiapas, donde el IPE (Índice de Progreso Educativo) es el más bajo y de donde emergen las principales movilizaciones y paros en este momento.
Así es, inteligente lector: las cosas no cambian en lo general. Los cotos del poder magisterial que controlan a la educación en México, no se disolverán: se unificarán de forma perversa, por temor a ser “descubiertos” y, diría mi abuela, ajusticiados por la autoridad federal y la opinión pública.
¿Qué tenemos que hacer? Empecemos cambiando en lo particular. El mexicano es temeroso por naturaleza y cómodo por convicción. ¿Para qué arriesgarnos? Decimos. Pero los indicadores mundiales de educación nos tienen empinados y nos posicionan como economía emergente de potencial cuestionable, debido a los escasos resultados en la preparación de cada generación sobre las oportunidades que brinda el mercado global.
¿O qué? ¿Le gustaría tener un presidente cuyo máximo logro de lectura es la Biblia y un libro de autoría confusa, que exhiba su penosa preparación en ferias de libros a nivel mundial? A mí, no (otra vez).
México tiene que transformarse, empezar de nuevo. No podemos continuar en una lucha de "derecho contra derecho". Hay un cimiento en todo esto y es lo anticuados que estamos en el rubro en común que es la educación, precisamente.
Eso sí: la CNTE representa históricamente la unión; utilicémoslos de ejemplo para buscar -y encontrar- la anhelada transición que no ha llegado hasta ahora y que ha concluido en que nos conformemos con alternancias de contubernio entre partidos neoliberalistas y de derecha, no obstante que ambos conceptos tienen un estrecho margen de diferencia. Pero ¿lo sabemos?



SUI GENERIS

¡Que se respeten los derechos de los maestros! Y los nuestros también, considerando que la educación en México tiene un valor de 6.8, alcanzando en la calidad el mayor punto de rezago, según el estudio Progreso Educativo 2008-2012 del Instituto de Innovación Educativa, del Tecnológico de Monterrey.
Imagínense: de acuerdo con el mismo trabajo, hay un mínimo 22 mil 353 comisionados sindicales que cuestan mil 727 millones de pesos anuales; todos ellos, pertenecientes al sindicato más poderoso de América Latina, el SNTE. ¿Cuál minoría, entonces?
Por esta y más razones, una vez aprobada la Ley General de Servicio Profesional Docente y antes de enojarnos, tengamos presente que los niveles educativos en México requieren de un sacrificio sobrehumano para reivindicar el liderazgo del magisterio en lo general. Los derechos de un gremio que desde la Revolución Mexicana aprendió a ser el compinche del gobierno son un grave lastre para épocas globales que exigen mayor y mejor ciudadanía, por lo que un cambio en su sistema costará trabajo, pero se tiene que hacer.
Esto no es una Reforma Educativa, sino Laboral, con la finalidad de sentar bases similares a las que han adquirido países con un mayor crecimiento económico que propicie la debida inversión en la educación que los ha hecho grandes naciones, en poco tiempo.
Acoplarse a nuevos lineamientos administrativos y de evaluación, insisto, no será fácil. Pero también repito: se tiene que hacer, por lo menos para aspirar a la vanguardia educativa a la que deben estar sujetos sus pilares: los profesores; particularmente de la educación básica.
Dicen que el magisterio no tiene siglas, pero las siglas definen al gremio más descuidado del país... por sus propio sector. Preparémonos para acabar con este paradigma... porque el recreo se acabó.


ABRÓN


Dice el spot de Peña Nieto que países como Noruega "han reformado sus sistemas educativos" como lo hace México. El "detalle" es que según PISA (Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes), el país nórdico también lidera las evaluaciones internacionales, posee el mayor índice de lectura de periódicos de Europa y es uno de los que cuentan con los más bajos, léalo bien: los más bajos niveles de corrupción junto con Finlandia (primer lugar en sustentabilidad económica y educativa) y Suecia… ¡Abrón!




Twitter: @MA_GomezPolanco
Facebook: Miguel Ángel Gómez Polanco
Correo electrónico: magomezpolanco@gmail.com

1 comentario:

  1. ESTAMOS DE ACUERDO QUE SI ESTA REFORMA EDUCATIVA SE HACE COMO DEBE DE SER SIN CORRUPCION Y CON EL MAYOR RESPECTO A NUESTROS MAESTROS Y PADRES DE FAMILIA SERIA UNA DE LAS MEJORES REFORMAS QUE SE HA HECHO EN AÑOS, PERO TAMPOCO DESPOJEMOS A NUESTROS MAESTROS DE SUS DERECHOS, Y DE LO CUAL DEBEN DE SABER Y ORIENTARSE A SEGUIR SU LUCHA POR EL ESTUDIO DE LOS ALUMNOS QUE SON ELLOS EL PILAR DE NUESTRO PAIS

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