Miguel
Ángel Gómez Polanco
En
aquellos tiempos, el “delfinario” estaba definido y la operación, concluida: ya
había contendiente y nadie lo quitaría de ahí. El poder del mandamás en ese
momento, era inquebrantable. Si acaso hubo alguna osada, quien tuvo que moverse
más allá de su propio entendimiento y, entonces, “quitar” a quien todos veían
ya como alcalde, pero que para su infortunio y abruptamente, tendría que
esperar tres años más para llegar a este puesto.
Mientras, más arriba, de la flaqueza salían fuerzas que se confundían
con una terquedad sinuosa, pero bien pensada. Ahí estaba el de Soledad de
Doblado, queriendo hacer frente a la imposición, consciente de su vasta
experiencia, notoria presencia y carisma.
Pero a Héctor, pocos lo querían y
menos fueron los que decidieron aliarse con él. De hecho, algunos de ellos aún
continúan sufriendo las consecuencias, insertados en una congeladora que ha
tardado en derretirse, desde luego, injustamente.
Así es esto de la polaca y el que se rebela contra el
sistema al que pertenece, se las ve negras (o rojas, en este caso).
No obstante, llegaría el momento en
que el caudillo choleño, el “inquerido”,
cedería. Una dirigencia estatal de su partido y la promesa de una curul en el
Senado, significaron sus posibilidades de inversión en un tiempo que no era
garantía, más que para la ejecución de acciones propias que le recuperaran la
confianza tal vez perdida.
Al llegar a la Cámara Alta , casi de inmediato
se haría de una Comisión poco valorada socialmente, pero en el entorno
electoral: Protección Civil. Sí: la de los “fondos” que con ironía se “nortean”
y luego ni aparecen; la de la retórica del sufrimiento, la de la
responsabilidad de ayudar, solucionar; sobre todo en un estado que vaya que ha
sentido la carencia a causa de una descuidada cultura de la prevención en
relación a los desastres naturales.
Y hay que decirlo: no lo ha hecho
mal. Salvo en 2013, cuando dejó su trabajo legislativo para convertirse en un
operador electoral en Baja California, las cosas se le han dado al caudillo choleño, cuyos planes para el 2015 eran –y
son- por todas y todos conocidos.
Entonces llegaría el 22 de agosto
del 2013, día en que se modificó –fuera de tiempos agendados y en la discreción
total- el Artículo 116 de la Constitución Mexicana , transformando su inciso
“E” y, con ello, negando la “exclusividad de registro” a los partidos políticos
para con los candidatos en contienda.
Así era: aquel día, se establecieron
constitucionalmente las candidaturas independientes, a la espera de ser aprobadas
por los Congresos locales. ¿Sería posible que se le siguieran dando las cosas a
Héctor?
Sin embargo, hay una línea en Veracruz rumbo a la sucesión
gubernamental y no beneficia del todo al caudillo choleño. Pero entre informes y relojes, Héctor
no se rinde, incluso, con desafortunadas declaraciones como aquella de los “jicarazos”.
SUI GENERIS
Lo
malo para el de Soledad –además de hacerle honor al nombre de su tierra, en su
partido- es que en Veracruz aun no se aprueba la modificación constitucional
mencionada y esto complica un posible “plan B” para él (si no me cree, pregúntele
al “afamado” Candidato Morris) y lo
peor: se ve todavía más difícil –o hasta hecho adrede- que se apruebe en un
futuro próximo.
Pero Héctor, no se rinde, igual que otros
ciudadanos como José Kuri para la alcaldía de Xalapa (éste último, con un modus operandi muy elocuente para ganar
adeptos vía redes sociales).
¿Qué sigue? ¿Un nuevo aquelarre
tricolor se avecina para su elección interna? ¿Qué podría satisfacer al choleño de no lograr ocupar la oficina
principal del coso ubicado en la calle Enríquez? ¿Ser el encargado de la política
del estado, debajo del que “quede” como gobernador?
El futuro es incierto para el
caudillo más aguerrido que ha tenido Veracruz, pero que siempre ha respetado
sus colores… ¿le valdrá de algo?
Ya se verá…pero frenarlo, sinceramente no creo.
Twitter: @MA_GomezPolanco
Facebook: Miguel Ángel Gómez Polanco
Correo electrónico: magomezpolanco@gmail.com
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