Miguel Ángel Gómez Polanco
En 1707, tras la toma de
poder de Jacobo (I de Inglaterra y VI de Escocia), heredero indirecto de la
reina Isabel I; el Reino Unido comenzó una estructura de Estado que en los próximos
días llegaría a su fin, tras la convocatoria en el país de Escocia para
realizar un referéndum que “autorice” la independencia de aquel país, mediante
la separación de Inglaterra.
“Piensen bien en el futuro”,
fue la única declaración de la reina Isabel II, quien se mantuvo al margen de
la polémica suscitada en torno a al proceso democrático que vivirá el país
escocés; algo que en la mayoría de los casos se interpretó como una “advertencia”
de la jefa de Estado inglesa, cuya figura permanece incierta, pues en caso de
aprobarse la independencia de Escocia, existe la posibilidad de seguir siendo
reconocida como tal. Pero lo cierto es que no intervino. Ojo con eso.
Tras la crisis económica
que arrastra Europa desde 2008, la independencia de Escocia ha originado
nuevamente el temor y la especulación en los mercados, teniendo como principal
señal la devaluación de la Libra Esterlina, producto del alto grado de
incertidumbre que ha generado la decisión.
Cabe destacar que en el
documento Scotland’s future: your guide
to an independent Scotland, elaborado por el Gobierno escocés, la
independencia supondría “ganar los poderes económicos y sociales que cualquier
país necesita para construir una sociedad más próspera”. No obstante,
especialistas coinciden en que los movimientos –sobre todo burocráticos- que
tendría que pasar Escocia para su reconocimiento como Estado independiente,
afectarían a mediano y corto plazo a varias economías de Europa.
Al respecto, la Unión
Europea y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) han
advertido que la inscripción de Escocia “podría tardar años”, y por ende, las
relaciones del que sería el nuevo cuerpo diplomático escocés, se estancarían,
de acuerdo con especialistas. Asimismo, existe coincidencia entre las repercusiones
que se darían en el mercado accionario del City de Londres y el Bank of England, pues este último cesaría sus
funciones como banco central para ser sucedido por el Royal Bank of Scotland,
aunque éste, también ha dicho que se mudarían con su sede social a Inglaterra,
si ganara la opción independentista.
Por otra parte, los
mercados financieros han manifestado su preocupación por las responsabilidades
fiscales y tributarias que se tendrían que adaptar. Primeramente, indican, se dividirían
entre ambos países, en una decisión que influiría directamente a la deuda
externa británica y el gasto público que representaría su reestructuración, con
un integrante menos en el Reino Unido.
Desde las elecciones de
2011, cuando el Partido Nacional Escocés de Alex Salmond ganó contundentemente
en los comicios del Parlamento, el pueblo escocés ya daba muestras del deseo de
independizarse, aunque no era clara la postura.
Lo anterior se han visto
reflejado en las últimas encuestas realizadas, en las que los indecisos
quedarían con el poder para decidir de último momento. Según lo mostrado por
publicaciones como The Scotsman, The
Daily Telegraph y Daily Mail, la mayoría de los escoceses
coinciden en que el "No" a la independencia se impondrá con el 52 por
ciento de los votos frente al 48 del "Sí".
No obstante, quienes aún
no saben el enfoque de su voto, oscilan entre el 8 y el 14 por ciento;
porcentaje que, incluso en su extremo mínimo, podría definir el resultado final.
Pero también están quienes
han asegurado el “Sí”, como The Sunday Times, donde dicha opción aparecía
por primera vez como la opción ganadora, con 51 por ciento.
Sin embargo, la opinión se
ha dividido principalmente por un factor que podría hacer que dicha diferencia
porcentual se incline a favor de la independencia de Escocia: la
representación. Los escoceses apenas ocupan el 9 por ciento de los puestos de
la Casa de los Comunes; algo que, critican, no es proporcional al gasto que
ello representa: 50 millones de libras al año.
Además, el actual primer
Ministro escocés, Alan Salmond ha hecho énfasis en el aspecto tributario, para
impulsar la propuesta de independencia. El mandatario afirma en Escocia “se
paga por persona más impuestos que el resto del país”, por lo que ha dicho que
convendría más la gestión de sus propios impuestos.
SUI GENERIS
El asunto es que a Escocia
lo que le afectaría más es la separación como tal y todo lo que derivaría de
ella. Pero una cosa es cierta: el proceso democrático para alcanzarla, sería
ejemplar y dejaría atrás, incluso, a otras regiones en secesión como Catalunya,
Córcega y el País Vasco en España; algo que quizás sería lo único envidiable
para nuestro país, México.
¿Por qué lo digo? Bien
fácil: la independencia de México se dio en un entorno de violencia y saqueo
social. Eran otros tiempos, sí, pero en comparación con Escocia había un punto
de referencia que se mantiene hasta la actualidad: allá, el Common Law ha permanecido desde épocas
medievales y ha sumido a los escoces en la indiferencia de la Ley, regidos por
las decisiones de los Tribunales como –casi- único medio para no solo hacer
valer al Derecho, sino para crearlo también; algo que aquí está establecido
jurisprudencialmente en un marco legal definido, no producto de las decisiones
de una sola instancia y únicamente tomando antecedentes relacionados con cada caso.
Mientras, en México el aparato
institucional existe y evoluciona, aunque claro, opacado por la cultura de la corrupción
que invade a la nación en cada poro de ésta; desde la sociedad, hasta la
autoridad.
Pero ¿hay algo más valioso
que la independencia que brinda un infinito de oportunidades para el
desarrollo? Yo digo que no; no importa que se trate de un país tercer o
primermundista.
Yo por eso sí celebré el
pasado 15 de septiembre los 204 que me anteceden con un escocés, definitivamente.
NOTITA
AL PUNTAPIE: Es mayoría
aquella que ha llegado por lo menos una vez en estado inconveniente a trabajar.
La fiesta se prolonga, el ambiente se presta y al final, somos humanos. Lo malo
es cuando damos prioridad a la copa e incumplimos. No nos rasguemos las
vestiduras porque alguien más lo haga, pero sí estemos atentos del modo en que
lo manejan… sobre todo sus aparatos de comunicación social. Eso sí, vale la
pena seguir.
Twitter: @MA_GomezPolanco
Fcebook: Miguel Ángel Gómez Polanco
Correo electrónico: magomezpolanco@gmail.com
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