jueves, 26 de noviembre de 2015

MORENA: Divide ¿et Vinces?

Miguel Ángel Gómez Polanco


“Lo mejor es desbaratar sus alianzas. No permitas que tres enemigos se junten. Examina sus alianzas y trata de deshacerlas y destruirlas. Si un enemigo tiene alianzas el problema es grave y fuerte la posición del enemigo; si no tiene alianzas, el problema es menor y débil la posición del enemigo”

-Sun Tzu

Sun Tzu, 500 años antes de Cristo, planteó -en el Capítulo III de su obra “El Arte de la Guerra”- una modalidad aplicada a la más pura estrategia militar de la máxima atribuida al emperador Julio César, y que da nombre a este panfleto: Divide et Vinces (divide y vencerás).

Considerado un libro de estrategia para la vida en general como éste; en la actualidad, la sabiduría milenaria de dicho autor y guerrero oriental resulta indispensable para comprender la engañosa realidad política de nuestros tiempos, y en particular, la de México. Ahí le va el por qué.

¿Está usted harta o harto de la realidad de nuestro país? ¿De la inseguridad, desempleo, censura, represión, reformas estructurales y todo eso? No me diga; imagino su respuesta. El asunto es que se debe tener mucho cuidado con esa peligrosa sensación: el hartazgo.

Y es que de pronto vemos cómo el caudillismo en México ha adquirido un nuevo sentido; más radical, quizás victimista, ante la falta de garantías para confiar en la honestidad de un gobierno y elegir a la opción más viable para mandatarle el respeto de nuestra soberanía.

Le cuento: de acuerdo con analistas nacionales y extranjeros; en México calificamos perfectamente como una democracia emergente, en la que de acuerdo con el humanista Pablo González Casanova, se cuenta cada vez con un menor voto razonado y mayormente matizado por las emociones.

Sin embargo, en México, factores como la imagen, carisma, arraigo, liderazgo y la historia personal de los ungidos candidatos, son determinantes para definir el resultado de una elección. Pero lo que preocupa realmente es lo que implica este estatus, en un país que padece seriamente de delirios aspiracionales, pues el resultado de ello es un efecto persuasivo en la conducta y comportamiento de los electores, principalmente los jóvenes que han desarrollado una fuerte pertenencia con la palabra “cambio”. De ahí que surjan figurones como Andrés Manuel López Obrador: personaje mesiánico e identificado con el “dolor ciudadano” derivado del ansia de cambio que no termina de llegar.

En alguna ocasión leía a Luis Costa Bonino; Doctor en Ciencia Política y asesor principal en el inicio de la campaña presidencial de López Obrador en 2012, quien mencionaba que un componente central de su estrategia fue ganar el sector juvenil del electorado; sector de interés, debido a que ellas y ellos, los jóvenes, poseen un conocimiento político que se sustenta mayormente por la insurgencia y ánimos de cambio, más no por un proceder fundado en el comportamiento electoral social de los últimos tiempos, específicamente desde el año 2000, cuando se dio la alternancia política a través del PAN.

Andrés Manuel tiene tan claro esto que, incluso, su campaña de “reconciliación” en 2012 (la de los spots dirigidos por el cineasta Luis Mandoki) estaba dirigida al público mayor; aquel que estaba, digamos, más “empapado” de acontecimientos como el plantón de Reforma, el político necio y de esencia mesiánica; el ególatra, terco, conflictivo y testarudo político que posterior a 2006, comenzó una batalla campañera –pero sobre todo mediática- contra la banda de Atlacomulco, y una vez ganado éste –el más difícil- pasar con el de los jóvenes que mostraban su apoyo casi ciego al superhéroe tabasqueño. Basta con recordar en qué terminó el movimiento #YoSoy132 para entender este caso.

Y cuatro años después, la tendencia sigue. Pero ahora, trasladémosla a Veracruz, en la actualidad. ¿Cómo influye? Veamos:

El Padrón Electoral en la entidad para 2016, registra cinco millones 678 mil 161. D este total, los que oscilan entre 20 y 24 años representan 724 mil 059 personas en posibilidad de votar (es decir: el 12.75 por ciento). Asimismo, los que se encuentran entre los 25 y 29, ascienden a 677 mil 344 (11.93 por ciento).

La ecuación es sencilla: tan solo en estos dos grupos de edad, 24.68 por ciento del Padrón representa la mitad del abstencionismo en 2010 (última elección a gobernador) cuando se registró un 49.07 por ciento histórico. Además, este cúmulo de jóvenes listos para votar, prácticamente igualan el porcentaje con el que la coalición “Veracruz para adelante” ganó en aquella elección (25.27 por ciento). En pocas palabras: MORENA tiene un objetivo claro para esta elección: fragmentar el voto de la ira, el hartazgo en la juventud, para perfilarlo a en un activo electoral para 2018.

Como dice el escritor y periodista, Carlos René Delgado, en su artículo “¿Democracia sin demócratas?: “hoy en día, los comicios electorales no son oportunidades para elegir políticas, sino ocasión para castigar agravios”, y ello debe ser considerado sesudamente en estos momentos, pues el hartazgo podría ya no estar siendo aprovechado solo por AMLO… sino por el mismo PRI, para “ahuecar” a la oposición rumbo a 2016, para asegurar mejores condiciones rumbo a 2018.

Pascal Beltrán del Río, en su texto “Los pasos de AMLO”, afirma: “el oficialismo sabe que son pocos los estados donde el PRI puede ganar por más de la mitad de los votos. En 2016, quizá sólo Tamaulipas, Durango y Quintana Roo estén en esa condición. Y, eso, quién sabe”. O sea: Veracruz se presenta como uno de los escenarios ideales para dejar que López Obrador sea el encargado de dividir el voto de la oposición, a base de promover lo que mejor sabe: el hartazgo y la descalificación, mediante mártires y caudillos destinados a perder, pero que dejarán huella como víctimas del sistema.

Tal vez por eso Cuitláhuac García se fue a “sufrir” con los maestros. Tal vez por eso el diputado federal tiene una fuerte cercanía con los sectores jóvenes. Tal vez por eso, será el candidato a la gubernatura para 2016: sin posibilidades de ganar, pero sí de dividir y promover más el hartazgo; apoyado por una administración tan desastrosa como la última en Veracruz.


SUI GENERIS

El enfrentamiento indirecto, según Sun Tzu, consiste en servirse de un factor diseñado, exprofeso, para engañar al enemigo, “atrayéndole a una falsa persecución y haciéndole creer que el grueso de tus fuerzas está muy lejos. Entonces, lanzas una fuerza de ataque sorpresa que llega antes, aunque emprendió el camino después”.

¿Será por eso que el factor Andrés Manuel llegó a Veracruz para criticar la alianza PRD-PAN, sin tocar a Javier Duarte? Lo más probable es que sí. Para MORENA, hay que abrirse camino pero no para 2016, sino para 2018, cuando el partido esté mucho más fortalecido por las emociones del electorado y se postule como “la verdadera oposición” y no “la del agua y el aceite”.

Pero yo pregunto: ¿está la sociedad –principalmente los jóvenes- dispuestos a morder nuevamente el anzuelo, nada más porque ya están “hartos”?

Ojalá que no… porque la juventud hoy, en Veracruz, es mayoría y tiene en sus manos –finalmente- la posibilidad de decidir una elección trascendental e histórica para el estado.



POST-IT: Lo que sí es cierto es que Aurelio Nuño Mayer vino a Veracruz, no a “ungir” electoralmente a alguien en particular (aunque se sienta cierto “Cisne”). No, el secretario de Educación Pública vino a decirle al gobernador que la evaluación docente iba… sobre quien sea, por encima de todo y de todos. Con represión o sin ella. Y todavía falta un fin de semana más. Aguas.



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jueves, 19 de noviembre de 2015

Ronald Bucca: terrorismo para principiantes

Miguel Ángel Gómez Polanco


Perdonar a los terroristas es cosa de Dios, enviarlos con él es cosa mía
(Supuestas palabras de Vladimir Putin; noviembre, 2015)

El 31 de octubre de 2015, no fue un día normal para Rusia. El vuelo 7K9268 despega a las 3:51 (GMT) de Sharm el-Sheij, con destino a San Petersburgo. La aeronave –un Airbus A321- levantaba el vuelo cerca del Mar Rojo con 217 pasajeros, entre quienes iban siete miembros de la tripulación y 17 niños.

Pero 23 minutos después, el avión desaparecería de los radares. Nadie se explicaba qué había pasado. Posteriormente, 53 minutos para ser precisos, las autoridades egipcias y corroborado por el jefe del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB), Aleksandr Bórtnikov, confirmaban: el avión había sido derribado.

Todas y todos murieron en una de las peores tragedias aéreas que ha involucrado a la ciudadanía rusa. Como detalle curioso, la mayoría de los restos, tanto humanos como del fuselaje, fueron hallados en la península del Sinaí; muy cerca de aquel famoso monte.

Horas después, la responsabilidad del acto recaía en el objetivo número uno del país rojo: “El Estado Islámico es una organización terrorista y es evidente que, al igual que otros grupos, son focos de terrorismo en aquellos territorios que ahora controlan y, por supuesto, son responsables de la exportación de su exportación a otros países", declaró Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.

Y como era obvio, el odio se afianzó. Individual, mutuo.

Pero tan solo 13 días después, tocó turno a Paris. Tres grupos realizaron ataques en la capital francesa, a cargo de siete hombres. Seis de ellos eran suicidas y murieron al estallar sus chalecos/cinturones explosivos, mientras que el séptimo se pegó unos plomazos en el teatro el Bataclan. El saldo: 129 muertos y 352 heridos.

El detalle: Francia y Rusia no buscan lo mismo… y el Estado Islámico (o I S I S), menos. Por cierto: de acuerdo con especialistas en terrorismo, el 95 por ciento de los ataques contra el Estado Islámico en Siria e Irak, son por incursión estadounidense. Sin embargo, la Unión Americana también apoya al presidente sirio, Bashar al Asad, en el combate –dicen ellos- antiterrorista en la zona, a donde transporta mercancía armamentista.

Al respecto, no hay ocultamiento: el mismísimo senador estadounidense John McCain, señaló recientemente que Rusia “había atacado grupos que han sido financiados y entrenados por la C I A en Siria”.

Por su parte, Francia pertenece al mismo bloque de Estados Unidos. El problema es que ellos buscan algo más, por todos sabido, ante la riqueza petrolera que conforman Siria e Irak (y para colmo, la concepción laica francesa suma un buen pretexto más para ser atacado).

Y Rusia, por otro lado, ejecuta ataques -además de antiterroristas- con la finalidad de eliminar el suministro de nada menos que los propios Estados Unidos a las fuerzas armadas en Siria, a petición del presidente al Assad.

Esto, en resumen, pone al I S I S como el punto en común de la violencia de los países mencionados, pero ¿de dónde proviene? O lo que es peor: ¿quién los justifica?

Veámoslo de este modo: para el escritor Elie Wiesel, el odio “puede generar aversión, sentimientos de destrucción, destrucción del equilibrio armónico y ocasionalmente autodestrucción”; esto último, como acción contemplativa grupal de la venganza. Algo muy común en los ataques del Estado Islámico.

Y es que en el análisis del odio generado por el Estado Islámico tiene su origen en una probable hechura gringa. Es decir: Estados Unidos y su juguete manipulado mediante su propio odio, el I S I S, sembrarían la discordia con fines, obviamente, expansivos.

Basta con conocer medianamente el presunto origen del Estado Islámico: Frankestein de los Estados Unidos, no por la vía del entrenamiento como Al Qaeda quizás, sino de la opresión de naturalezas humanas extremas, violentas, radicales, y para justificar ataques… incluso a los países aliados, como Francia, pero sin ensuciarse las manos (o lavándoselas, como prefiera verlo usted). Verá por qué:

Resulta que tras la invasión de Irak en 2003, las fuerzas británicas llamaron Camp Freddy a una cárcel iraquí donde eran resguardados presuntos delincuentes, la mayoría musulmanes. Pero tras la mencionada intervención, los Estados Unidos tomaron el control de la prisión, llamándola Ronald Bucca; nombre de un bombero que muriera durante los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.

Lo interesante de ello es que al menos nueve líderes del Estado Islámico pasaron por allí, entre ellos Abu Bakr al-Baghdadi, autoproclamado líder musulmán. Además, en su momento Edward Snowden divulgó documentos que sugerían la supuesta conformación de un "nido de avispas" en oriente medio: operación de control sobre las insurgencias terroristas, al grado de perfilar en ellos los ataques “en el nombre de Mahoma”.

¿Es el E I la “mascota” de Estados Unidos para provocar conflicto indirecto con los países aliados? De ser así, parece que Rusia lo sabe bien.

Bien lo dijo André Glucksmann, en su libro El Discurso del Odio: “el odio suele ser, con insistente frecuencia, el preludio de la violencia. Antes de la guerra, suele ser útil enseñar a la población a odiar a otra nación y a su régimen político”.


SUI GENERIS

El asunto aquí es que Vladimir Putin asegura que hay más allá de un ataque. Más que un acto de odio, quizás se trate de un caldo de cultivo bélico.

Por eso, tal vez, la periodista Remi Maalouf, periodista de la agencia RT, ventaneó unas supuestas palabras del jefe máximo del Kremlin: “perdonar a los terroristas es cosa de Dios, enviarlos con él es cosa mía”, habría dicho Putin.

Curiosamente,  horas después la propia Maalouf aclaró en Twitter que no eran ciertas esas palabras. Así es: la misma periodista que cita a Jon Stewart, con su frase “No me autocensuraré por confortar su ignorancia”, se echó para atrás con una filtración que parecía declaratoria íntegra de guerra.

Pero ¿sabe algo, estimada y estimado lector? No se la compro a Maalouf, pues en esta clase de conflictos, esos “errores” suelen ser de los que más hay que desconfiar.

Lo que sí es un hecho es que el odio está acabando con la humanidad, mientras Dios observa cómo le adjudican las consecuencias de ello.


POST-IT: En 1947, la Asociación Antropológica Norteamericana presentó a la ONU un proyecto de punto de acuerdo sobre la declaración sobre los Derechos del Hombre. En uno de los apartados del documento, mencionaba: El individuo realiza su personalidad por la cultura; el respeto a las diferencias individuales implica por lo tanto un respeto a las diferencias culturales. Es decir: promovían la diversidad cultural y su respeto… pero el petróleo siempre será más atractivo que la diplomacia.




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miércoles, 11 de noviembre de 2015

Alianzas, “show mediático” y temor (al mismo)

Miguel Ángel Gómez Polanco

"La tiranía no puede derrotar el poder de las ideas"
-Hellen Keller

Lo mediático nos gusta. Bajémosle dos rayitas a la doble moral que nos distingue en México. De verdad: se vale y está bien.

Partamos de lo siguiente: de acuerdo con el académico y especialista en comunicación política, Germán Espino Sánchez, en su libro “La república del escándalo: política-espectáculo, campaña negativa y escándalo mediático en las presidenciales mexicanas”, desde los últimos años del siglo XX se desarrolla una inmensa corriente histórica en la cual el sistema logra banalizar todas las tendencias críticas de opinión, culturales, sociales, etcétera.

Esto es: las sustituye por una suerte de “institucionalización” de todos las expresiones disidentes del propio sistema, para volverlas algo comercializable, vaciándolas de todo contenido útil y transformándolas en un “show” conveniente, pero no para el pueblo que consume toda esta basura.

En este tenor, es curioso encontrar casos como el de Veracruz, donde la desesperación ha tocado fibras sensibles en la clase política, sobre todo y extrañaente del priismo, quienes irónicamente se han banalizado a sí mismos con sus intentos por llamar la atención.

Y sí, créame: es extraño que provenga de ellos esa percepción de que lo “mediático” afecta; tanto, que están seriamente ocupados en regar como pólvora entre la población la idea, con tal de desacreditar un movimiento opositor legítimo, como la alianza PRD-PAN.

Pero ¿no ha sido y es el PRI academia de lo mediático a lo largo de la historia? ¿No son ellos el parte aguas de lo que explica Espino Sánchez, a través de la cosificación de la voluntad del mexicano, a quien acostumbró a la prebenda y la dádiva para tenerlo de su lado?

Recordemos un poco.

Hace unos años, cuando estuvo a punto de darse la alianza PRD-PAN por primera ocasión, hubo un personaje que, para proteger su privacidad, llamaremos “Héctor Y”. En aquel entonces, el otrora caudillo choleño dijo: “una unión así, es impúdica. Son dos extremos ideológicos opuestos”.

¿Pero qué cree? Tan solo tres años después y sorpresivamente, hallamos a ese mismo personaje manifestando que “si lo invitan” a ser candidato de la misma alianza… pues que ahora sí lo pensaría. Lo anterior, luego del rechazo de su propio partido y la puñalada recibida por su gran amigo, Manlio. O sea: ¡hasta impúdico mediático se volvió, con tal de ser tomado en cuenta!

O qué tal cuando aquel espectáculo del valiente escudero de la prosperidad, Alberto Silva Ramos, cuando en Twitter se daba sus entres con Miguel Ángel Yunes Linares, siendo celebrado por la horda de cuentas autómatas de la misma red social (creadas obvio, exprofeso para ello) a las que se unía gente asidua al lavadero de la polaca. ¿Eso no es mediático?

Es más: ¿acaso me van a negar que las faltas del Partido Verde (satélite y coaligado eterno) contratando a medio Televisa para sus anuncios, no era también un ejercicio mediático y –ahí sí- permisivo para ellos?

Otra más, ahí le va una mejor: en plena controversia por la millonaria deuda de 44 mil millones de pesos que tiene la administración estatal, “de pronto” son descubiertos más de dos mil “aviadores” a quienes exhiben, muchos de ellos, sin merecerlo y crucificándolos como viles chivos expiatorios. ¿No es eso un desvío “mediático” para mostrarse tan implacable como en cinco años nunca se logró?

Y no tengo una excelente memoria, pero así me podría seguir con otras, aunque mejor le invito a que sea usted quien las agregue, acordándose de más.

Aquí el asunto que propongo, básicamente es que: no deberíamos rasgarnos tan feo las vestiduras. Este fenómeno de “mediatización”, incluso, tiene nombre ya y ha sido el autor italiano Giovanni Sartori quien se lo ha dado a la perfección: somos una sociedad teledirigida, con una democracia comprometida por el espectáculo político que tiene como principal objetivo limitar a la atracción, el pan y el circo, una elección racional basada en propuestas. ¿Y sabe qué? Está bien… pero allá usted si se deja, después de saberlo.

A lo anterior le debemos, por ejemplo, el nacimiento de disciplinas científicas como el neuromarketing, cuya finalidad no es otra que entender y explicar cómo funciona con exactitud el cerebro de las y los ciudadanos en su relación con el proceso de toma de decisiones.

Sobre este tema, el rubro político ha encontrado mucho campo para la práctica, precisamente, mediante técnicas de persuasión del voto, nada menos que partiendo de experimentos mediáticos, calculando las reacciones racionales y emocionales en la gente. O sea, pues: el neuromarketing, pero político, se vale de toda relación con el ciudadano para saber cómo piensa ante estímulos particulares y, en pocas palabras, promover una tendencia electoral con el mínimo margen de error. “Votas por mí, porque votas por mí”, es la consigna.

Por ello, estimada y estimado lector, créame: una manera de disfrutar los “shows mediáticos” sin verlos como algo “malo”, es siendo partícipe y no solo espectador.

De ahí el temor de algunas fuerzas políticas al escándalo ajeno, pues es bien sabido que con ello se “activa” el entusiasmo de la ciudadanía, seguido de esa virtud de indagación que por naturaleza poseemos los seres humanos, pero en esta ocasión, aterrizada sobre los temas torales en Veracruz y el país; algo para lo que las tecnologías de la información y las redes sociales, ha resultado fácil pero, en algún momento, incontrolable para efectos político-represores.

                                                               
SUI GENERIS

Y para dar al traste al “combate de lo mediático” emprendido por el PRI, todavía a la Suprema Corte de Justicia de la Nación se le ocurre emitir un fallo en el que invalida 38 artículos del Código Electoral 577 para el estado de Veracruz, del que destacan el acotamiento de atribuciones del OPLE, así como la invalidación de los artículos que coartaban la libertad de expresión y derechos político-electorales para las y los candidatos independientes.

En este sentido, llama poderosamente la atención la retórica utilizada por el oficialismo para -deliberadamente- colocar fuera de la ley las expresiones propias de una contienda electoral -al más puro estilo goebbeliano contra Hellen Keller- con la intención de coartar lo que ellos llaman parte de un “descarado show mediático”, pero que en realidad es un intento de contravenir un derecho fundamental como la libertad para la expresión de las ideas.

Y claro: con una deuda tan terrible como la contraída con proveedores -cercana a los cuatro mil millones de pesos- cualquier manifestación “mediática” puede considerarse una violación al Código… por aquello de que lo que deben ellos, se los “pague” el contrincante.

Así, es comprensible que había que prever no arriesgarse. Pero les falló.

Afortunadamente y como usted ya debe saberlo, se echaron para abajo artículos como el 70, fracción V; 288, fracción IX; 315 fracción IV y 319, fracción XII, los cuales referían lagunas de interpretación en los criterios sobre lo que se considera ofensa, difamación, calumnia o posible denigración hacia otros candidatos, partidos políticos, personas, instituciones públicas o privadas, y los cuales habrá que replantear (ahora, con mecanismo de Alerta Temprana comprometida). ¿Seguirá llamándose “show mediático” para entonces?

Con todo y lo aanterior, hay que ser sinceros: pecaríamos de puristas si negáramos que a Veracruz le gusta la política. De hecho, todo lo relacionamos con ello, así que por ende: el show mediático está garantizado.

¿Y sabe qué? Está bien.


POST-IT: Si bien el gran defecto del mexicano promedio es su memoria política cortoplacista, algunos datitos que auguran ventaja para la alianza más “mediática”, la del PRD-PAN (con base en el último sexenio priista) son: grave desempleo, con 25 mil plazas perdidas en el último trimestre del año. Además, somos el peor recaudador fiscal: 637 pesos por persona; hay cuatro millones 634 mil personas en condición de pobreza, es decir: 60 por ciento de la población total. 15 periodistas muertos (somos la entidad con mayor incidencia de México); hay una deuda millonaria con empresas farmacéuticas para el abasto de medicamentos (70 por ciento del total adquirido) y, finalmente, nulidad en obra pública y utilización de fideicomisos destinados al rubro, para pagar deuda pública. Y lista sigue…



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martes, 3 de noviembre de 2015

A esa “Alerta Temprana” se le durmió el gallo

Miguel Ángel Gómez Polanco


La demagogia es fácil de identificar: su respuesta siempre es circunstancial (o coyuntural, según sea la apreciación) y aparece cuando la opinión pública ebulliciona, se altera y vamos: se informa.
Justo ahí radica la conexión con el panfleto de esta semana, en el que el vínculo entre información, ciudadanía y demagogia, actualmente juega un papel determinante para el país y, específicamente, para Veracruz.
De acuerdo con la “Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa” de Reporteros sin Fronteras; México es el país más peligroso, no solo de América Latina, sino de todo el continente para ejercer el periodismo. Hasta la última medición de este órgano (Febrero 2015), nuestro país ocupa el lugar 148 de 180 países.
De igual forma, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha reconocido que el 89 por ciento de agresiones contra periodistas siguen en completa impunidad.
¿Y Veracruz? Bueno, usted ya debe saberlo. En este estado, las cosas están delicadas y ello es corroborado por datos de otras instancias como Artículo 19, cuyo reporte (al 31 de julio de 2015) era no menos aterrador: 37 periodistas desplazados de Veracruz por amenazas que se atribuyen al crimen organizado, gobierno estatal y a hasta a los gobiernos municipales. De hecho, la CNDH cataloga al estado como el más peligroso para el periodismo, con una incidencia de agresiones de 14.9 por ciento.
Pero lo preocupante, quizás, no son las alarmantes cifras que continúan provocando temor del gremio y escozor de la sociedad, sino las medidas para erradicar este mal. Por ejemplo: su burocratización, con una suerte de finalidad para “institucionalizarlo” y atraer el oficialismo a la labor periodística, mediante la creación de una “Comisión” que hasta ahora, no ha dado el mínimo de resultados para reforzar la confianza entre quienes ejercen este humilde y loable oficio.
Y la tendencia sigue, esta vez, con la celebración de un “convenio” con el Mecanismo Federal de Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y de Periodista de la Secretaría de Gobernación, el cual pretende renovar los protocolos de prevención y defensa de las y los comunicadores en general, en lo que pareciera un nuevo intento –y demagógico, desde luego- de alinear al periodismo con la pragmática informativa que distingue  los países autoritarios, totalitaristas.
Así pues, la dichosa signatura (que consta de 13 “acciones”, contenidas en un documento de 39 páginas y como parte del denominado “Diagnóstico sobre la situación de las y los periodistas en el estado de Veracruz. Alerta temprana y plan de Contingencia”) pretende, ante todo, “respetar la libertad de expresión y evitar la estigmatización mediante señalamientos incriminatorios”, así como activar protocolos que den seguridad, sea cual sea la tendencia de las publicaciones.
Cabe destacar que el diseño de este programa, data del 18 de septiembre de 2012, cuando la Comisión Especial para la Atención y Protección de los Periodistas de Veracruz, acordó con la Federación su creación.
Asimismo, desde su puesta en marcha, el Mecanismo ha dado protección a 183 periodistas, siendo Veracruz la segunda entidad –según el documento- con mayor número de protegidos (18.5 por ciento); solo por debajo del Distrito Federal (24.5 por ciento).
Sin embargo, en Veracruz simplemente no se da eso de proteger a los periodistas y la Federación por fin lo entendió, decidiendo tomar cartas en el asunto, aunque no quede claro con qué objetivo.
Y es que la lectura de este acontecimiento es, quizás, otra más sencilla pero bien disfrazada: cuando la autoridad pertinente se vuelve incompetente, debe entrar en acción (o ser rescatada por) la conducente.
Lo cierto es que, paradójicamente, de “temprana” esta alerta ya no tuvo nada después de 15 periodistas muertos y un proceso electoral en puerta; éste último, en el que se necesita la obvia y urgente “colaboración” de muchos –si no todos- de las y los dedicados a la labor informativa, que requieren al menos, sentirse protegidos.
¿Será suficiente?


SUI GENERIS

Uno de los nueve puntos incluidos en las 13 acciones del mecanismo para Veracruz, contempla la creación de un “Mapa de Riesgos” para detectar problemáticas de violencia contra el periodismo.
            En este contexto, vale la pena destacar que dicho modelo ha sido aplicado en Europa con buenos resultados en el rubro de la prevención de la violencia, mediante la plataforma Mapping Media Freedom; lanzada en 2014 por la organización sin fines de lucro Index on Censorship (creada, a su vez, en 1972 por Stephen Spender; poeta e hijo del periodista británico Harold Spencer).
            No obstante, la desconfianza y preocupación del gremio en México y específicamente en Veracruz, es que esta iniciativa surge por parte de las autoridades que han sido señaladas, precisamente por varias ONG y los mismos comunicadores, como las responsables de los ataques.
            Aunado a lo anterior, se sabe que en el caso de Index on Censorship, uno de los principios fundamentales para generar certidumbre en la protección es trabajar paralelamente con la autoridad, pero conservando la autonomía como agrupación para reducir el margen de censura que pueda derivar ante el manejo “no conveniente” a los intereses del gobierno.
            Por lo anterior, la pregunta queda en el aire: si en México –y ni qué decir Veracruz- las pocas organizaciones defensoras de los derechos de los periodistas han sido aisladas en “rediles” separados, entonces ¿es esta alterativa de mecanismo la buena o simplemente la mencionada burocratización del periodismo escaló al ámbito federal?
           

POST-IT: Según un estudio de la encuestadora Parametría, 52 por ciento de los mexicanos asegura que es “nada probable que un político en México tuviera que renunciar a su puesto para enfrentar acusaciones por prácticas corruptas”, mientras que el 27 lo consideró poco probable.

De ese tamaño es la “confianza” en las instituciones en México, en el rubro de la impartición de justicia y combate a la corrupción… por más que se firmen “convenios” impregnados, sí: de demagogia.



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