Miguel
Ángel Gómez Polanco
Aprovechando el ambiente propiciado por la transición católica, luego de la elección clerical del nuevo
Sumo Pontífice; el título de este panfleto tiene como finalidad explicar -más no redimir- lo que
para la opinión pública pudiera significar un grave atentado a la libertad de
expresión; de esos que relatores de la ONU como Frank La Rue, han considerado
un fuerte pero rutinario lastre para el ejercicio periodístico en el estado de
Veracruz: primer lugar de peligrosidad en México para este oficio, y
especialistas como Edgardo Buscaglia han definido dentro de las 44 violaciones
de los 58 tratados internacionales de derechos humanos existentes, convirtiendo
a la entidad en una émula palestina para el oficio más noble de la humanidad.
Sin
embargo y contrario a lo que se pudiera pensar, al momento de escribir estas
líneas, un servidor no tiene miedo de ser coartado o reprimido.
Es
indudable que en Veracruz, el periodismo está en riesgo, pero también se debe a
la prostitución en la que se ha visto involucrado y como ejemplos, tenemos
vastos: hay “periodistas” que encuentran refugio para su credibilidad y falsa
objetividad en las incesantes críticas al sistema gubernamental, teniendo como
único fin hacer “méritos” con la oposición para que, llegado el momento, se cabildee
y a base de chantajes, sean negociadas las candidaturas para competir por
puestos de elección popular.
De
hecho, ahora se da un evento de esta naturaleza en la zona conurbada
Veracruz-Boca del Río, mediante los hilos que intenta mover “al aire” cierto
personaje mártir de aquella zona, al grado en que los panistas de alcurnia ya
consideran ceder ante su presión. Total, el afán descuartizador de esta otrora
conductora de noticias ha sido suficiente para “justificar” un hueso que
vendría siendo un pago al estilo caza-recompensas, “por lo bien que se ha
portado” en el campo mercenario de los señalamientos contra el Gobierno del
Estado.
Igualmente
se da con uno de los hermanos que a punto están de emular el pasaje bíblico entre
Caín y Abel; personaje en quien el compadrazgo y ansia de poder ha hecho trizas
los lazos familiares y la figura periodística alcanzada por aquel con nombre de
deidad mexica; muy al estilo trepador de quien ostenta como alcaldesa de la
capital veracruzana.
Por ello es perfectamente
comprensible la defensa que argumentan las autoridades estatales en torno al
caso del fotorreportero en Veracruz de la agencia Cuartoscuro, Felyx Márquez, a
quien primero deshicieron y luego aplicaron “la redentora”, con el plus de
ofrecer una comilona a sus colegas e
intentar limar asperezas después del acontecimiento que en estos momentos y de
acuerdo con el propio medio fundado por Pedro Valtierra hace casi 30 años, ha
puesto a Márquez fuera del estado, irónicamente
por su seguridad.
Con
lo que no contamos, quizás, es que en efecto se trató de un mal entendido, pero
no por la acción periodística en sí, sino por las notorias laceraciones a los
egos de los involucrados.
¿Cómo decir que unos "encapuchados" inspiran
más confianza que el sofisticado y altamente capacitado grupo de la Secretaría
de Seguridad Pública, en el cual su titular y Sumo Comandante, el amante de la
tecnología en seguridad, Arturo Bermúdez Zurita, ha invertido lo que no se
imaginan con tal de ganar familiaridad con la ciudadanía? Donde que hasta al
parque de Los Berros ha ido a parar, usurpando el espacio de los tradicionales carritos
eléctricos, para poner sus innovadoras motos y darles vueltas a los infantes, quesque porque “se ven bien padrotas y los polis son bien amables”. No vaya a ser que un día aparezcan como aquellos grupos de Buenavista Tomatlán, Michoacán, cuando retuvieron a 47 militares: apresados casi con machetes, con todo y su equipo pipiris ¿se imaginan? Qué pena.
Es decir: en Veracruz, el periodismo
está garantizado por dos motivos fundamentales: 1. Los tremendos ovarios y “productos
de gallina” que distinguen a varios periodistas respetables y congruentes a quienes
no les importa la supuesta represión, pues continúan con su labor día con día,
no obstante los compromisos que varios de sus “jefes” tienen con el gobierno
estatal y 2. Por las facilidades que brinda el temperamento de varios
inexpertos funcionarios de mecha corta que, a la primera provocación o golpe a
la personalidad, explotan declarando inconsistentemente para luego, por obvias
razones, tener que retractarse o “acomodar” el asunto para medio componerle a
la tensión generada (para ilustrar, léase la reforma al Artículo 373 del Código Penal
para el Estado, Maruchi Bravo y el mismo Felyx Márquez, por citar casos
recientes).
SUI GENERIS
El
resbalón del mandatario veracruzano en relación a "Batman" no lo fue
tanto, aunque en el caso de “Blue Demon” y “La Mujer Maravilla” tengo mis
dudas. El primero, por lo “blue” y por lo “demon” tal vez cubriría con el
perfil de guerra sucia acostumbrada en el partido de este color en los últimos
años, con lo cual tendría la razón el mandatario veracruzano, dado que nos
encontramos en pleno proceso electoral. Pero de la fémina, definitivamente me siento
incrédulo, pues las “maravillas” en este sexenio han emanado precisamente del
coso de la calle Enríquez, impulsados por una “mujer” que sabe hacer tan bien
su trabajo, que ya hasta se dio el lujo de declinar propuestas indecorosas para
engrosar la fila de comunicadores que le entran al rodeo electoral, para que
una vez finalizada su encomienda, retorne al ambiente que la vio nacer en lo
profesional.
No
obstante, el hombre murciélago, al igual que los individuos fotografiados por
Felyx Márquez, son o pretenden ser héroes anónimos que esconden bajo la máscara
la seguridad propia y de los suyos, impulsados por la desconfianza y, en
particular con los mexicanos, producto del hartazgo que ha generado una guerra
innecesaria que ha arreciado para infortunio de la nueva administración federal
a cargo de Enrique Peña Nieto, a quien sería injusto exigirle en poco más de
100 días de gobierno el control en este rubro, después de 12 años de malos
manejos “frontales”.
Pero
eso sí, algo ha quedado claro: lo sucedido entre Felyx Márquez demostró la ambigüedad
entre "democratizar" y "burocratizar" los medios de
comunicación y en quienes ejercen dentro de ellos.
Porque
para criticar, señalar y exigir, lo más coherente es que primero se conozca por
dentro y por fuera aquello a lo que destinamos nuestras consignas y hastío; dinámica
en la que la creación de una "Comisión", por muy pionera que sea, no
era la solución de vínculo entre el periodismo y el gobierno.
Quizás
con respetar la libertad de expresión hubiera sido suficiente, como derecho
fundamental que es. Pero ¿cómo? Si ésta también propicia la malversación del
mismo oficio periodístico y estimula la ambición desmedida de sus
protagonistas, e igualmente fomenta las heridas en la susceptibilidad de la administración
pública.
Lastimoso
pero cierto, este es el círculo vicioso que compone a la entidad más politizada
del país, en todos los aspectos y en el que hacerse la víctima, también es negocio.
Twitter: @MA_GomezPolanco
Facebook: Miguel Ángel Gómez Polanco
Correo electrónico: magomezpolanco@gmail.com
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