martes, 29 de enero de 2013
¡Bendita Pactitis!
Miguel Ángel Gómez Polanco
En días recientes, hemos sido testigos de fenómenos planeados con antelada astucia y dejos de certidumbre para el país.
México transita por nuevos caminos que van ligados a la generación de una nueva democracia, de la mano con la –quizás paradójica- división y replanteamiento de corrientes que, sin duda, contribuirán con la obtención de un nuevo espejo ciudadano y su participación activa en las decisiones del país.
Lo curioso es que sea un solo acontecimiento el que haya detonado el cúmulo de ideas que habitan en el otrora subconsciente nacional y que inevitablemente darán dirección al establecimiento de una oposición que ya se encuentra en vías de fortalecerse mediante la legitimación que le han facilitado las circunstancias actuales.
Y es que a pesar de que en un estudio reciente de Consulta Mitofsky, en torno a la percepción ciudadana respecto a estos temas que menciono (y que no defino de inmediato, con la finalidad de que usted, estimada y estimado lector, compruebe que también es parte de la traslación que vive el país) el nivel de conocimiento sigue siendo bajo, pero ya se perfila como promotor de una polarización democrática bastante propositiva.
La realidad es que nuestro país ya no es aquel de la devaluación, “las tepocatas y víboras prietas” ni el “peligro para México” y, aunque algunos le “apostaron” a un futuro incierto como Santiago Creel y Roberto Gil Zuarth, mientras que otros como Graco Ramírez entendieron a qué se referían los detractores chuchos con “negociaciones impúdicas”; “la guerra”, Atenco, Ayotzinapa, Ernestina y -con todo y su parafernalia acostumbrada de cada seis años- el EZLN, ahora forman parte de un accionar social muy diferente que ya se inclina por una mejor comprensión de los sucesos que verdaderamente aquejan al país, cuyo cimiento va ligado en mayor medida con la gente y no con la mal interpretada partidocracia que impera.
Entretanto, el marco socio-político avanza y el trabajo mencionado de la empresa de Roy Campos lo refleja con fidelidad, pues de los 19 indicadores de percepción ciudadana sobre el tema que da nombre al presente panfleto, resaltan los de “Trabajar por la misma causa/para el pueblo” (12.1), “Estar unidos” (11.1) y “Seguridad en acuerdos políticos” (5.6)
No obstante, como menciona el sociólogo Robert Putnam en su obra Capital social y democracia: “la historia es un factor causal para la existencia o ausencia de lo que se denomina comunidad cívica”, entendiéndose con ello que, una vez recuperada la unidad ciudadana, el último punto para su fortalecimiento es el conocimiento de los hechos que dan origen a las circunstancias actuales del país; algo que ya está encaminado a suceder gracias, en gran parte, a la tecnología.
¿Adivina por dónde va la cosa? Estoy seguro que sí: el mentado “Pacto por México” ya da sus primeros frutos y no precisamente por las “soluciones” que emanen de éste (cuyos resultados, hasta ahora, tampoco se cuestionan), sino por la repercusión que ha tenido en las libertades del mexicanos; ahora mejor entendidas y en vías de ser, como el término de moda: perfectibles.
De lo anterior podemos destacar dos grandes beneficios que ha aportado la pactitis mexicana que se resumen, por una parte, es la simplificación de la vida democrática basada en el comportamiento ambivalente en torno a las preferencias electorales. “Los del Pacto por México son unos y los de Morena son otros”, socavando el remorismo del PT, Movimiento Ciudadano, PVEM y Panal, cuya presencia podría tender al sustento local, tal como lo ejercen diversas asociaciones políticas ya existentes.
Por otro lado, está la creación de una oposición perfectamente bien definida. El liderazgo de Andrés Manuel López Obrador encausa el hartazgo de una gran porción de la población, de donde emergen ejes rectores que pondrán, irónicamente, el cimiento del sistema neoliberal propuesto por el gobierno priista, fomentando la participación ciudadana y limitando al Estado a través de la legitimación del movimiento que, hoy por hoy, podría hacer resurgir a la extinta izquierda mexicana.
SUI GENERIS
Así pues, nos remontamos a los tiempos de Plutarco Elías Calles; de aquel priismo en el que la necesidad de consenso tenía fines autoritarios e impositores, pero con una gran diferencia: el gobierno Enrique Peña Nieto busca los acuerdos que den tranquilidad a la desvalorizada urgencia de reformar estructuralmente el país.
No hay por qué extrañarse: el tricolor siempre se ha caracterizado por la cohesión interior y exterior, por lo que en estos momentos y tal como sucediera sobre todo en las décadas de los ochentas y noventas con el asunto electoral; el PRI intentará sacar adelante su credibilidad, esta vez partiendo de lo mismo que ellos mismos frenaron del 2000 a la fecha y que –ciertamente- sumió al país en el estancamiento; pero de la mano de otras instituciones políticas, dejando espacio para que la verdadera oposición actúe, reclute y haga su chamba.
Finalmente, un consuelo racional para quienes creen en la capacidad política del PAN y PRD: ambos están en franca debacle, pero no toda su militancia está de acuerdo con formar parte de la pactitis y, con o sin "alianzas", aseguran que la polarización permanecerá en el rubro político-electoral y no en el gubernamental; éste último, donde menos hace falta.
Bien por México, pues este “padecimiento” se antoja favorable para su lastimada democracia.
@MA_GómezPolanco
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